Los trastornos del neurodesarrollo son un grupo de manifestaciones clínicas que afectan el desarrollo del sistema nervioso y en el funciones como la cognición, el comportamiento y las habilidades sociales y emocionales de una persona.
Estos trastornos comienzan a manifestarse durante la infancia, algunos de ellos suelen desaparecer cuando el cerebro termina sus procesos madurativos mientras que otros, usualmente los que no son tratados, se convierten en trastornos neuropsiquiátricos.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) son manifestaciones provocadas por una “falla” de comunicación de tipo eléctrico en el cerebro, también conocida como actividad paroxística. Estas manifestaciones se caracterizan por dificultades en funciones cognitivas como atención, en funciones inhibitorias como la hiperactividad e impulsividad. Generalmente se diagnostica en la infancia, aunque en algunos casos las manifestaciones pueden persistir en la edad adulta. Su causa involucra factores hereditarios, de riesgo pre y neonatal, además ambientales.
El diagnóstico durante la infancia recae sobre el Trastorno del Neurodesarrollo y se especifica la manifestación y tipo de TDAH.
Puede ser diagnosticado a partir de los 6 años y se necesita una valoración neurocognitiva, estudios de encefalografía y resonancia magnética.
Es importante resaltar que el TDAH no se puede diagnosticar con observación de un profesional de la salud, cuestionarios o con pruebas proyectivas. La experiencia de un especialista es necesaria e importante, mas no suficiente al momento de diagnosticar e iniciar un tratamiento. La objetividad es fundamental, así como el apego a guías y protocolos estandarizados y regulados por organismos nacionales e internacionales.
El tratamiento debe ser integral y cubrir las diferentes necesidades por medio de farmacoterapia, terapia conductual, ejercicio aeróbico, ejercicios de respiración profunda, apoyo educativo y asesoría a la familia. El tratamiento se debe adaptar a las necesidades individuales de cada persona buscando mejorar su calidad de vida y su capacidad para funcionar en diferentes entornos.
El autismo, también conocido como Trastorno del Espectro Autista (TEA), es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la comunicación, la interacción social y el comportamiento de una persona. Se caracteriza por una amplia gama de síntomas y niveles de gravedad, por eso que se le denomina "espectro". Cada persona con autismo es única y puede presentar una combinación singular de características que a su vez, pueden irse modificando a través del tiempo.
El diagnóstico del TEA se basa en una evaluación clínica, es indispensable contar con estudios de neuroimagen y evaluación neuropsicológica, pues el 83% de las personas con autismo presentan comorbilidades con cuadros de epilepsia.
El la intervención temprana y personalizada pueden ayudar a las personas con autismo a desarrollar habilidades sociales, comunicativas y conductuales. El enfoque de tratamiento puede variar según las necesidades individuales y puede incluir terapia del habla, terapia ocupacional, terapia conductual, ejercicio aeróbico , ejercio de respiración profunda, farmacoterapia; cualquier modelo basado en evidencia científica y que demuestre los niveles de eficacia necesarios.
Las dificultades para conciliar y mantener el sueño son un signo de alerta a cualquier edad, pero especialmente en etapas tempranas de desarrollo.
El sueño es un proceso biológico fundamental para que sistemas como el metabólico, cardiovascular, inmunológico, digestivo, y por supuesto, nervioso, funcionen apropiadamente.
Tu hijo podría no estar durmiendo bien por una variedad de razones y es de suma importancia hacer una evaluación para detectar el origen y diseñar el tratamiento.
Los estudios más frecuentes son de neuroimagen, pero dependiendo del cuadro clínico, podrían requerirse algunos otros.
La lectura es una habilidad que se debe aprender, a diferencia de otras funciones cognitivas, no nacemos con la capacidad innata para hacerlo. Requiere instrucción y entrenamiento. Para llegar a ser adultos con un nivel de comprensión lectora competente debemos de tener muchas horas de práctica y repetición.
Las dificultades en el aprendizaje de la lectura pueden presentarse en forma leve, moderada o severa.
Las causas se deben a factores neurobiólogicos, genéticos y/o cognitivos. Por esta razón es muy importante identificar la causa subyacente. Para esto se necesita una valoración neurocognitiva, y en algunos casos estudios de neuroimagen. Además, se debe corroborar que sentidos como la vista y el oído funcionalmente se encuentren trabajando de manera adecuada.
Los niños que tuvieron dificultades de lenguaje en etapas tempranas, también tendrán dificultades en el aprendizaje de la lectura. Es muy importante el abordaje terapéutico, no es una cuestión de tiempo ni de madurez.
La ansiedad es una respuesta natural y adaptativa que experimenta el ser humano ante situaciones de estrés, peligro o incertidumbre. Es una emoción que nos prepara para lidiar con situaciones desafiantes y potencialmente amenazantes al ponernos en un estado de alerta. La ansiedad puede ser beneficiosa en ciertas circunstancias, ya que puede ayudarnos a tomar medidas para enfrentar situaciones difíciles o a evitar peligros. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve crónica, cíclica, incontrolable, afecta la función cognitiva y no está relacionada directamente con una amenaza inmediata, puede convertirse en un trastorno de ansiedad.
Un trastorno de ansiedad es una manifestación clínica, cuando el cuerpo ha alcanzado estos niveles, es necesario explorar de manera sistémica el estado del cuerpo para poder abordar el cuadro.
Es imposible diagnosticar un cuadro de ansiedad con observación, cuestionarios, o entrevistas clínicas.
Hoy contamos con estudios de laboratorio, neuroimagen y pruebas neuropsicólogicas que nos ayudan a tener un diagnóstico certero y un tratamiento preciso para no solo aliviar estos síntomas temporalmente, sino educar al paciente para estar en control de sus síntomas y aprender a prevenirlos.